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19/08/2022
El mercado del café abarca todo el globo, pues es uno de los productos más consumidos a nivel mundial. Esto implica que también su consumo se va adaptando a los gustos y costumbres de cada país, consiguiendo así infinitas maneras de tomar café.
En Europa, somos más de espresso , café fuerte y con cuerpo, mucho aroma, y delicioso sabor, mientras que, en Japón, por ejemplo, son más de Jamaica Blue Mountain , pues es un café dulzón y con poco amargor.
Si seguimos sobrevolando el globo, llegaremos al continente americano, en donde también, según el país, se toma el café de una manera o de otra.
En los Estados Unidos, los cafés más populares son el Latte, tanto que más de uno se ha llevado una sorpresa al pedir un latte en Italia y recibir un vaso de leche.
El otro café clásico que se consume en este país, es del que vamos a hablar hoy, el café americano, que pese a lo que pueda parecer, es un café creado en Italia .
Mucha gente piensa que un café americano es como un café largo, pero lo cierto es que son dos preparaciones muy diferentes , como vamos a ver en este artículo.
Al contrario de un café largo, que se trata de un café con dos cargas de agua y más tiempo de infusión, el café americano consiste en diluir un espresso ya preparado con agua caliente, suavizando el sabor amargo de este, y obteniendo un café distinto. al que se consigue en una cafetera de goteo o similar.
Ya vimos que el cambio de proporciones a la hora de preparar el café puede dar lugar a diferentes recetas, como es el caso del espresso, ristretto y lungo , siendo el primero el punto intermedio, el segundo un café con menos agua y tiempo de extracción. , concentrando el sabor, pero con menos cafeína, y el tercero un café con el doble de agua y mayor tiempo de extracción, dando como resultado un café más suave en sabor y cuerpo, pero con mayor concentración de cafeína.
La idea del café americano consiste en obtener un café con un sabor más suave , pero manteniendo el aroma característico del café espresso, que no se ve afectado por la adición de agua una vez preparada.
¿Y por qué suavizar el sabor de un café espresso? La respuesta se encuentra en la historia de este café.
Este café, a pesar de lo que su nombre parece indicar, se creó en Italia, en los años 40. Al igual que el café irlandés , o los nombres de los cafés en Málaga , se remontan a tiempos aciagos de la humanidad, en este caso, la Segunda Guerra Mundial .
En septiembre de 1943, las tropas aliadas tomaron el puerto de la ciudad de Nápoles, asentando una base de entrada al continente europeo.
Poco después, se consigue la firma del armisticio de Cassibile, pacto por el cual Italia se separa finalmente de Alemania, y tras el cual, acabaría uniéndose a las milicias británicas y estadounidenses en octubre de ese mismo año.
Durante el paso de estos meses, los soldados de Estados Unidos pudieron descubrir la asombrosa cultura cafetera de Italia , de la que no tardaron mucho en hacerse fans.
Sin embargo, en su país de origen, los ciudadanos estadounidenses tenían su paladar acostumbrado al café filtrado, y al querer beber un café solo, los italianos le sirvieron lo que ellos entendían como tal: Un café espresso.
Un sabor concentrado, amargo y potente, en una taza pequeña, no es lo que estos soldados se esperaban, pues estaban acostumbrados a tomar un café que venía en recipientes más abundantes , y por supuesto, no se esperaban ese golpe de sabor.
El café era común en Estados Unidos, y ya desde la Guerra Civil los soldados hervían grandes teteras para preparar café filtrado , y el descubrimiento de este nuevo e intenso sabor no era algo de lo que quisieran prescindir.
Pero tenían un problema, la cantidad de café les parecía ridícula. Acostumbrados a poder beber grandes tazas, el tamaño del café espresso les parecía irrisorio. Así que los italianos decidieron adaptar su café al gusto del consumidor, y comenzaron a diluir el café espresso con agua , para que estos soldados pudieran tomar un café más grande y con el aroma y sabor de un espresso.
Esto implicaba que, además, el sabor era más suave, por lo que tomarlo en grandes tazas les resultaba más agradable, y por encima no se veían obligados a tomar más cafeína de la necesaria.
De esta manera, surge el café para los americanos, o como lo conocemos hoy en día, el café americano.
Por supuesto, no se volvió popular inmediatamente, después de los eventos de la guerra, los soldados se llevaron la receta a Estados Unidos, que, durante los siguientes años, especialmente en la década de los 70, lo popularizaría a nivel mundial.
Como bien sabemos, a día de hoy, esta receta la podemos pedir en cualquier cafetería del planeta, y aunque sigue habiendo locales en los que te servirán un café largo porque no saben la diferencia, en la mayoría de bares y cafeterías sí te servirán de manera correcta un aromático espresso acompañado de una jarra de agua caliente.
Aun con todo, en Estados Unidos siguen consumiendo de manera mayoritaria el café preparado en cafeteras de filtro, tango de goteo como de vertido, de las cuales se extrae un café más suave y claro, menor acidez y muchos matices.
Así que recuerda, la diferencia es muy grande, un café americano sigue siendo un espresso, con todo lo que ello implica: color oscuro, aroma potente, matices ácidos y amargos, y aún diluido, en boca podemos sentir ligeramente su cuerpo.
Obviamente, preparar un café americano tras lo que has leído es sencillo. Hacer un expreso y añadirle agua, perfecto. Pero para preparar un perfecto café americano , es importante prestar atención a los pequeños detalles.
Ya lo hemos mencionado, pero el paso primordial y más básico, que he visto hacer mal en más de una cafetería, es que, para un café americano, debemos agregar el agua una vez el espresso ya está preparado , y no hacer dos cargas de agua con el mismo café, porque estaríamos hablando de un pulmón.
El agua extra debe añadirse de manera manual, ya que, por lo general, las máquinas espresso no son capaces de preparar un café americano por su cuenta.
Una vez que tenemos nuestro espresso en la taza, debemos prestar atención al agua. Ya sabemos que el agua tiene un peso muy importante en las preparaciones de café , y en este caso, lo recomendable sería servir el agua entre 90 y 94 grados centígrados, que, en principio, es la temperatura a la que debería estar el café recién hecho, y que ambas partes estén a la misma temperatura es importante si queremos alcanzar la perfección.
También es importante prestar atención a la cantidad de agua a añadir. Está claro que no deja de ser una receta, y si a ti te gusta de una manera, es como debes hacerlo, pero si queremos ceñirnos a la receta, la proporción agua café sería de 1 a 1, es decir, debemos añadir agua hasta duplicar el contenido de la taza .
Aun diluyéndolo, debemos recalcar una vez más que sigue siendo un café espresso, y su aroma y sabor se mantendrán, aunque ligeramente suavizados, por lo que sabe muy diferente al café de filtro, como ya hemos mencionado.
Hablamos de una receta muy longeva, y que ha recorrido el planeta, por lo que es imposible que no existan versiones según qué país o qué zona, que se han consolidado de tal forma que se entienden como la “verdadera receta”.
Según diversos expertos, recomiendan que la proporción de café y agua sea 1:2, es decir, el doble de agua que de café, consiguiendo una bebida aún más larga y suave, aunque mencionan que depende un poco de la intensidad del café que se vaya a usar.
Otro cambio que recomiendan estos baristas, es que esta cantidad de agua, el doble que de café, debe servirse a 75 grados , y nos a los 90 que mencionábamos antes. Esto romperá la textura del cuerpo del café, haciendo que sea más ligero y aguado, pero manteniendo el aroma y sabor.
Hemos comentado que normalmente extraemos el café y luego lo acompañamos con una jarra de agua caliente, pero también existen variaciones con esto, sirviendo primero el agua caliente en la taza que pondremos debajo de la cafetera, para extraer nuestro espresso. De esta manera, podremos ver como el agua se va tornando oscura, siendo tintada por el café, y el cuerpo de este último estará intacto mientras no los mezcles, consiguiendo una presentación diferente, más consistente.
Finalmente, también hay algunos expertos que sugieren usar el portacafé doble de la cafetera exprés, y preparar así directamente el café americano. Llenan el portacafé doble con una sola carga de café molido, y realizando la extracción hasta llenar la taza, siguiendo así un supuesto café americano, pero por la descripción… ¿No es esto un café largo?
Hay que recalcar que estamos hablando de café a la americana, no americano, es decir, cafés de filtro.
Ya hemos visto algunas diferencias a lo largo del artículo, pero vamos a verlo en profundidad:
Lo primero, el recipiente . Sabemos que esto puede afectar al sabor o cómo lo percibimos , pero además, en el caso del café americano, necesitamos una taza amplia , ya que la de espresso se nos va a quedar pequeña.
Si te lo preparas en casa, puedes mejorar aún más tu café calentando la taza previamente, cosa que las máquinas exprés de las cafeterías ya hacen por su cuenta, por eso verás las tazas apiladas sobre estas.
En la parte superior de estas cafeteras, encontraremos unas rejillas que emiten calor, y así, además de tener las tazas accesibles para el camarero, habrá una temperatura perfecta para recoger el café.
Ya mencionamos que una variación de la receta es servir primero el agua, y una de sus cualidades es que deja a la vista la espuma del café espresso. Esta versión parece tener su origen en Australia , y se denomina Long Black . Algo a tener en cuenta antes de tomarlo es removerlo, ya que si no puede que algunas partes de la bebida queden aguadas mientras otras son demasiado intensas.
Por supuesto, el café americano tiene más versiones y recetas, y no podía faltar una versión fresca para disfrutar en verano. En este caso, se sirve agua fría y se remueve, y tras esto, le agregaremos los cubos de hielo. Dejaremos que repose y se enfríe bien antes de tomarlo.
Ya ves que el café americano puede dar mucho juego, y tan solo es café y agua . Pero el orden, las cantidades y la forma de servirlo pueden cambiar por completo una receta.
Al final en la variedad está el gusto, y no hay nada mejor que degustar diferentes tipos de café , recetas y preparaciones, para poder apreciar así todo lo que esta bebida puede ofrecernos.
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